miércoles, 22 de mayo de 2013

A pesar de que mostramos reiteradamente obras de Picasso erótico de los años treinta y posterior, es menester decir que la exploración del cuerpo femenino por parte del artista malagueño comenzó desde su etapa de juventud, como bien hemos podido observar en algunos pocos ejemplos.


Aquí tenemos la obra de el Aseo (también conocida como La toilette) de 1906, momento que coincidió la estancia del artista en Gósol donde, poco a poco, iba abandonando la estética del periodo rosa. En este cuadro vislumbramos una figura femenina desnuda que se observa y se arregla delante de un espejo que lo sujeta otra mujer vestida y en posición lateral. La apreciación del reflejo de la propia fémina desnuda tiene, sin duda, un cierto carácter narcisista donde dicha mujer distingue la belleza de su cuerpo desnudo, en contraposición con la figura vestida que ayuda a la primera a observar su propia imagen. 
en pocas palabras, tenemos a una Venus del espejo de principios del siglo XX, una figura femenina que se mira al espejo como también ocurre en el aclamado cuadro de Velázquez. La diferencia con éste último artista, además de la técnica y de la composición, es que Picasso reemplaza la figura del puttis y pone en su lugar a otra mujer que ayuda a sostener el espejo, por la cual la mujer-diosa se aprecia mediante su propio reflejo  Picasso desvincula el cuadro de todo contenido y temática mitológica, pero es indudable el tipo de homenaje que le hace al pintor sevillano, debido a esta reinterpretación de su obra más erótica, la aclamada Venus del espejo. Re lecturas modernas que toman de la tradición algo nuevo, y es lo que seguramente Picasso quería aportar con este bello lienzo.

Bilbiografía:
LECALDANO, Paolo, Picasso azul y rosa, Barcelona, Noguer, 1980.

Agustín Gonzalo Mass Rivera.

Mujer desnuda en un jardín

 Óleo sobre lienzo

162 x 130cm

 París, Musée National Picasso

Se trata de una de sus muchas representaciones de Marie-Thérese, la cual plasma como una mujer que duerme, una ninfa acurrucada entre la verde y densa vegetación o una odalisca adormilada. Marie-Thérese Walter es, para Picasso, la mujer inconformista, la mujer que cambia de vida y de ideas obedeciendo a su instinto, l amujer vital y exuberante. Era lo contrario que Olga y su mungo lo que habia atraido a Picasso. Un mundo convencional, hecho dde aburridas banalidades y que ahogaba el pintor, el cual buscaba refugio cada vez mas a menudo en los lugares de veraneo.
Un carácter como el de Marie-Thérese se adapta, pues, perfectamente a la composición, en la cual es representada con absoluta libertad:la mujer, indiferente al hecho de estar en un jardín, está tendida desnuda entre la alta hierba, al lado de una fuente. Un precioso cojín oriental le ofrece una superficie cómoda; los dedos largos y ahusados parecen las alas estilizadas de un pájaro.
Picasso opta por representar a la amada en una postura en la que muestra su cuerpo sin pudor. El cuadro resulota cargado de sensualidad y erotismo, atemperados por la tranquilidad que caracterizaba los desnudos y las bañistas de Ingres.


Bibliografía:
DE SERLO, Massimiliano. Picasso. Madrid: Unidad Editorial, 2005.

Gema Soubrier Sarte

martes, 14 de mayo de 2013

Ya veíamos en la serie de Rafael y la Fornarina de Picasso la gran admiración que sentía el pintor por uno de los mayores artistas plásticos del siglo XIX, el aclamado Ingres. Pero en los años cincuenta del siglo pasado vuelca su mirada en la obra pictórica de Delacroix, y específicamente en el cuadro de Las mujeres de Argel, obra que iba a ver a menudo al museo Louvre junto con su pareja de estos años, Françoise Girot.


Tal era su admiración que llevaba tiempo planteando hacer variaciones sobre este cuadro, sueño que fue efectivo en 1955 con esta Las mujeres de Argel, según Delacroix. Picasso ejecuta este cuadro siguiendo prácticamente una composición parecida al de la obra del artista francés. Lo que cambia nuestro pintor en esta variación no es solo el uso de su propia técnica pictórica (empleo de colores saturados y una estética que recuerda al cubismo de los años diez), sino que despoja a las mujeres de sus vestiduras y las desnuda de forma explícita. La idea de Picasso es desvestir a los personajes femeninos eliminando la mirada púdica de Delacroix, una osadía que solo es posible gracias a la mano y la intelectualidad del pintor malagueño.
Estas mujeres de Argel representa el mito de Oriente Próximo, específicamente de la sensualidad y el erotismo que despierta el tema del harén. El carácter exótico de esta temática (que empezó sus andaduras gracias a la corriente orientalista que ocurría en la Francia romántica del siglo XIX) siempre tuvo una asociación con el carácter voyeur del espectador que aprecia una escena placentera, como bien es el baño impúdico de bellas mujeres orientales. Picasso, a través de esta pintura de Delacroix, rescata el tema y hace su propia visión del harén resaltando tanto la desnudez de las figuras como la pasividad de dicha estampa. Lujo oriental y placer visual donde nuestro pintor deja su impronta en la propia historia de la pintura.

Bibliografía:
BERNADAC, M. L., Picasso. Genialidad en el arte, Blume, Barcelona, 2011.

Agustín Gonzalo Mass Rivera.

lunes, 13 de mayo de 2013

Exposiciones del Picasso más erótico.

    Me gustaría dedicar a esta entrada a analizar de algún modo algunas de las exposiciones más importantes sobre el tema de lo Erótico en Picasso. Y aquí veremos algunas de ellas:
     
    Una de las primeras exposiciones y que más nos debe llamar la atención es la exposición que se llevo a cabo en Barcelona en 1979, por primera vez se pudieron observar estos dibujos. La exposición tendrá una acogida espectacular, ya no solo por la calidad de la obra del gran artista si no también si tenemos en cuenta el momento en el que nos encontramos. Recién terminada la dictadura se nos presenta una exposición que seguramente cinco años antes hubiese sido inconcebible, una exposición de dibujos eróticos, una locura para el régimen. La exposición no llego a ser el escándalo que se esperaba, ya que el propio ministro de Cultura estaba preocupado por la situación y como alguna parte de la población más conservadora se podría tomar la exposición e incluso las posibles represalias que podría haber llegado a tener.
     Como he dicho antes es increíble la acogida que tendrá la exposición, pero es simplemente por la libertad que una exposición así dota a la España post-franquista, y a los españoles poder disfrutar de algo que años antes hubiese sido un posible delito.
    Ya en el año 2001 se abrirá otra vez una exposición esta vez en el museo de Barcelona que se llamará “Picasso Erótico” en este momento se lleva a cabo una exposición muy semejante a la primera sobre este tema y es muy importante destacar que este momento la pintura erótica no es para nada un tabú como puede que lo fuese en el año 79 y es por ello que las repercusiones de esta exposición no tengan mucho que ver con las que pudiesen haber tenido la de dicho año.
    Será en 2009 cuando el Museo Picasso lleve a cabo otra exposición, en la que como ya tenemos la anterior y el espectador se podría decir que tiene más o menos cercana la visión de la obra erótica del artista se centra de algún modo en enseñarlos el origen de sus pinturas y era una colección de estampas japonesas del propio autor que se expondrán al público acompañadas de muchas obras del  propio Picasso bajo el título de “Imágenes secretas”.
    En un ejemplo muy cercano hace un año aproximadamente, la Iglesia Ortodoxa condenará una exposición en una ciudad rusa en la que se exponía la “Suite 347” una serie de grabados eróticos del pintor del final de su vida. La exposición con el nombre “Tentación” tuvo muchos críticas en la sociedad rusa, sobre todo como es obvio por la iglesia. Los religiosos no le encontraron para nada la cultura o la iluminación cultural que podría presentarnos, aun así esta exposición seguirá de “gira” por otras ciudades de Rusia en las que tuvo una mejor acogida. Debería llamarnos la atención como a nivel social puede afectar la exhibición de estos dibujos o grabados y como reacciona sus espectadores dependiendo del lugar y de la época, siendo casi siempre el mismo contenido.

Página del Museo Picasso en Barcelona: http://www.museupicasso.bcn.cat/es/


Loreto Sotelo Hermida
Picasso al afirmar que "el arte nunca es casto" propugna la razón de ser de su creación artística, en este caso estamos hablando del aspecto erótico de éste. Después de sus series de desnudos acostados de 1964 (en relación, también, a la ya analizada serie de Rafael y la Fornarina), y casi a finales de sus años de vida, el pintor malagueño aumenta su producción artística con elementos de la sexualidad, sobretodo expresados en el mundo de las parejas.


En este Beso de 1969 vemos un Picasso que se sumerge en el mundo de los amantes, de la misma forma que hacía con algunas pinturas suyas en los primeros años del siglo XX. La potencia erótica del artista se vislumbra en la pasión de los enamorados en el acto amoroso del beso en los labios. El foco erótico se ensalza en el acto del beso y ya no tanto en consagrar la figura femenina como musa y "elemento" de deseo, como bien ocurría en las obras anteriormente analizadas.
Picasso desnuda la sexualidad de forma explícita, en este caso particular resumido en la satisfacción amorosa de la pareja. Vemos en este cuadro dos perfiles, que se funden en una única línea, besándose uno con otro. Picasso parte en ejecutar a dos seres que se fusionan en uno solo, todo ello gracias a la unión de ambas figuras con el beso, el verdadero culpable de esta "metamorfosis" de formas particulares. Unión carnal y amorosa que se resume en el acto pasional y que Picasso lo sacraliza de la mejor manera posible, en el mismo arte.

Bibliografía:
BERNADAC, M. L., Picasso. Genialidad en el arte, Blume, Barcelona, 2011.


Agustín Gonzalo Mass Rivera.

martes, 7 de mayo de 2013

Influencia de las estampas japonesas en la obra de Picasso


Las estampas eróticas japonesas del siglo XIX tuvieron influencia en la obra de temática sexual de Picasso. Es interesante la colección privada que tenía el pintor malagueño de estas estampas que en la actualidad se encuentran en manos de sus herederos.
Esta influencia se puede apreciar en el primer período donde realiza apuntes y dibujos más próximos a las estampas japonesas que a la iconografía occidental.
Uno de los ejemplos más claros e interesantes es el dibujo erótico 'Mujer y pulpo', realizado en Barcelona en 1903, que sigue la iconografía erótica que partía de la obra de Katsushika Hokusai 'Buceadora y pulpo', en la que el cetáceo hacía un 'cunnilingus' a una mujer mientras la poseía con sus tentáculos.
Respecto a este tema cabe destacar la exposición que se realizó en el 2009 en el Museo Picasso de Barcelona. La muestra estaba formada por más de un centenar de piezas, de las cuales destacan, como núcleo central, las diecinueve estampas japonesas de los siglos XVII, XVIII y XIX que formaban parte de la colección de Picasso.



















Gema Soubrier Sarte

domingo, 5 de mayo de 2013

Siguiendo la estela de El sueño, Picasso, en plena irrupción de los años 30, nos sorprende con una nueva concepción formal y colorista debido, en parte, a la llegada de su nueva modelo, Marie -Thérèse Walter, que le inspira una nueva perspectiva en cuanto al retrato femenino se refiere. La deleitación erótica en la pintura de Picasso en estos años es, como ya sabemos, de las mejores dentro de su corpus de obra.


En esta obra vemos a la modelo entregada al pincel del artista en toda su magnificencia. El cambio de esta mujer-modelo supone, para el propio Picasso, una mutación en cuanto a la forma y colorido en sus lienzos como bien citábamos anteriormente.El artista en estos años, y sobretodo en esta pintura, asocia la sexualidad femenina con numerosos conceptos, como bien puede ser la fecundación orgánica. Esta última idea lo evocan piezas frutales que expresan la idea de fertilidad, como bien pueden ser los senos de forma de manzana, una cabeza que parece una habichuela y un brazo que se erige en forma de huevo; tambien se observan hojas y peras que subrayan el entorno orgánico-naturalista de la escena. La historiadora Jean Leymarie nos dice que el desnudo en sí, y como también nos recuerda la mítica pintura de El sueño, corresponde a una serie de retratos donde la modelo (la citada Marie -Thérèse Walter) encarna la figura de la mujer durmiente entregada de forma ingenua a la delectación erótica, con la convivencia vegetal. Nuevamente vemos la formas curvilíneas de la modelo que llenan de elegancia sinuosa a la figura erótica de la modelo francesa y que el espectador, encantado, se deleita de esta silueta de gran carga erótica.

Bibliografía:
BERNADAC, M. L., Picasso. Genialidad en el arte, Blume, Barcelona, 2011.

Agustín Gonzalo Mass Rivera.